En el ámbito de la cosmética, las cremas de aplicación externa ocupan el centro de la escena y sin embargo, están en la sombra, los nutricosméticos empiezan a ocupar un lugar cada vez más importante y preponderante para combatir la aparición de arrugas, la sequedad de la piel y luchar de cara contra los signos visibles de envejecimiento.
Los nutricosméticos, también denominados cosmecéuticos, tienen como objetivo proporcionar a la piel los nutrientes que refuerzan los sistemas de defensa antioxidantes, mejoran la hidratación, ayudan a renovarse y limitan la degradación de los tejidos estimulando los mecanismos celulares en la dermis, la capa profunda de la piel. Actúan por tanto en sinergia con los cosméticos de aplicación externa que mejoran esencialmente la hidratación y el aspecto de la epidermis.
Entre los nutricosméticos más eficaces para combatir los efectos devastadores del paso de los años sobre la piel y para restaurar su brillo y juventud, se distinguen principalmente el ácido hialurónico, las ceramidas, la queratina, el colágeno y la elastina.
El ácido hialurónico es desde ahora un ingrediente científicamente aprobado que mejora la belleza de la piel, siempre y cuando que su forma sea totalmente biodisponible para el organismo. Lo que no ocurre con todas las formas de ácido hialurónico comercializadas.
Unas de las principales funciones es su capacidad de retener el agua y más concretamente en la matriz extracelular que desempeña un papel esencial sobre la apariencia de la piel, lo que explica el hecho de que parezca suave, lisa y elástica.
Un estudio publicado en 1994 en el
Journal of Investigative Dermatology ya había constatado que el ácido hialurónico actuaba como una esponja para retener el agua en las células. Este estudio también había revelado que el envejecimiento disminuía la síntesis y la presencia de ácido hialurónico en la epidermis.
Otra de sus funciones es su papel en la transferencia de los elementos nutritivos, la eliminación de los desechos metabólicos y la curación de las llagas.
Mientras que su semivida en el cartílago es de dos a tres semanas, en la epidermis apenas está un día. Por consiguiente, es indispensable un aporte complementario diario de ácido hialurónico para que los niveles se mantengan constantes.
A pesar de sus numerosas ventajas sobre la salud de la piel, el aporte complementario en ácido hialurónico no siempre es eficaz, a causa del tamaño de la molécula. Su peso natural, comprendido entre 1.200.000 y 1.500.000 daltons, hace de él una molécula grande que atraviesa con dificultad la barrera intestinal y que, por tanto, se encuentra poco en la sangre, la dermis y la epidermis.
Solo una técnica patentada desarrollada por científicos japoneses – con ayuda de una enzima natural específica de división - permite la absorción de esta molécula. El ácido hialurónico, extraído de la cresta del gallo (una fuente pura y muy rica en ácido hialurónico – Injuv®) se descompone así en polímeros de bajo peso molecular (inferior a 5000 daltons) altamente biodisponibles solo gracias a la acción de una enzima y sin recurrir al calor.
El ácido hialurónico se probó con esta forma altamente asimilable en estudios preclínicos en mujeres de entre 22 y 65 años. Los resultados muestran claramente que esta sustancia hidrata notablemente la piel de las manos y la cara, le devuelve la flexibilidad y la firmeza y reduce así la aparición de pequeñas arrugas y del envejecimiento, en una dosis de 37,8 mg al día durante 45 días.
Las ceramidas contra las pieles secas
Con la edad, la piel y las mucosas pueden volverse más secas y generar molestias a diario.
Las ceramidas, que son esfingolípidos que componen en casi un 40% el cemento intercelular, desempeñan un papel en la hidratación de la piel, puesto que forman parte de los componentes esenciales de la barrera hidrolipídica cutánea. Con la edad, la concentración de ceramidas disminuye y la piel se vuelve más seca y reactiva, con sensaciones de tirones y picores. Para remediarlo, se probó un extracto patentado procedente del grano de trigo entero - LipoWheatTM – en estudios clínicos para hidratar y embellecer las pieles secas. Las ceramidas naturales que contiene, químicamente idénticas a las presentes en la piel, el DGDG (digalactosil-diglicérido), otro lípido esencial para la hidratación de la piel, actúan en sinergia para reforzar las propiedades de la dermis y hacer que la piel esté visiblemente más flexible, más suave y menos seca y rugosa. Los trabajos de investigación y los tres estudios clínicos controlados con placebo han demostrado claramente sus propiedades contra los radicales e hidratantes y su capacidad para restablecer la elasticidad y la salud de las pieles secas, en dos o tres meses de administración.
La queratina para la belleza de la piel, el cabello y las uñas
La queratina es una proteína natural presente en los tejidos de sostén. Para asimilarla totalmente, es indispensable recurrir a una queratina solubilizada - Cynatine® -, cuya eficacia se ha demostrado clínicamente.
Este ingrediente revolucionario es por tanto capaz de proteger y reparar el cabello y las uñas dañados. Al unirse a ellos, la queratina limita la pérdida del cabello en el lavado, mejora su resistencia y su brillo. También asegura una mejor resistencia en las uñas.
Los estudios realizados con la queratina solubilizada evidenciaron que su administración diaria permitía:
- reducir las arrugas y pequeñas arrugas gracias a sus complejos de zinc y cobre,
- favorecer la firmeza y elasticidad de la piel, mejorando la retención de agua,
- atenuar el enrojecimiento de las pieles sensibles bloqueando la producción de PGE2,
- mejorar el brillo de la piel gracias a sus propiedades antioxidantes y su capacidad de fomentar la producción de SOD y del glutatión.
El colágeno y la elastina de origen marino
La dermis está compuesta no solo de agua, sino también y sobre todo de grandes proteínas que son la elastina y el colágeno y que garantizan su elasticidad, su resistencia y su extensibilidad. Como sucede con los otros componentes de los tejidos, su síntesis y concentración tienden a escasear con los años, lo que causa una relajación cutánea y da lugar a arrugas y arruguitas en el rostro y el resto del cuerpo. El alcohol, el estrés, el tabaco y la contaminación intensifican esta disminución natural, de manera que a los 60 años la piel ha perdido por ejemplo, en torno a un tercio de su colágeno total.
Estos cinco nutricosméticos combaten eficazmente los efectos visibles del tiempo nutriendo realmente la piel y el tejido del interior.
Para una máxima eficacia desde los cuarenta años es deseable realizar curas de tres meses con estas sustancias, solas o en sinergia, y repetir la operación dos veces al año como mínimo. Estas sustancias también pueden tomarse a diario como complemento de una alimentación equilibrada y cosméticos adecuados, sin contraindicaciones.